Para los arquitectos orgánicos, un edificio o
diseño debe crecer desde el interior hacia el exterior, como los patrones
observados en la naturaleza.
Si la naturaleza crece a partir de la idea de una
semilla y alcanza sus alrededores, un edificio es similar a un organismo y
puede reflejar la belleza y la complejidad de la naturaleza. Un paradigma
sencillo que, si no se tiene en cuenta, puede desembocar en la construcción de
edificios que se comportan mucho peor con sus moradores y su entorno que los
edificios de la arquitectura tradicional.
Y si una gran casa es más fría en invierno y
calurosa en verano, requiere grandes cantidades de energía artificial para
permanecer acondicionada y no vela por la salud de sus habitantes y el entorno
que la acoge.
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